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SHAMANISMO - habitantes humanos del plano astral


CAPITULO II

HABITANTES HUMANOS DEL PLANO ASTRAL

Los habitantes humanos del mundo astral se dividen en dos secciones: los encarnados que todavía tienen cuerpo físico y los desencarnados o que ya no tienen cuerpo físico. También podemos considerarlos respectivamente vivientes y muertos en el mundo físico. Los primeros son los que durante la vida física pueden manifestarse en el plano astral, esto es, que son capaces de permanecer en uno y otro mundo. Se subdividen en cuatro clases, a saber: los adeptos y sus discípulos; el individuo psíquicamente desarrollado, pero no sujeto a la guía de un adepto; el individuo vulgar, y el mago negro y sus discípulos.

1ª Clase

Como quiera que la vista no percibe el cuerpo mental, el discípulo que actúa en el plano astral ha de aprender a revestirse de un velo de materia de este plano, a fin de hacerse visible a las entidades astrales y poderlas auxiliar más eficazmente. El Maestro forma este velo transitorio la primera vez que ha de usarlo el discípulo, y le enseña la manera de formarlo hasta que sabe formarlo pronta y desembarazadamente. Dicho velo, aunque reproduce con toda exactitud el aspecto externo de la configuración personal humana, no contiene nada de materia del cuerpo astral propio de la entidad, sino que es análogo a la materialización de una entidad astral en cuerpo físico.

En las primeras etapas de su desenvolvimiento, puede el discípulo actuar en el cuerpo astral; pero cuando un individuo penetra en el plano astral guiado por un competente instructor, con cualquiera de los dos vehículos tiene allí plena conciencia y es capaz de funcionar perfecta y fácilmente en todos los subplanos. Es el mismo individuo, tal como sus parientes y amigos le conocieron en la tierra, excepto los principios inferiores al del vehículo que use, pero con los adicionales poderes y facultades propios de su alta condición, que le capacitan para efectuar más fácil y eficazmente durante el sueño del cuerpo físico la obra teosófica que embarga su mente en las horas de conciencia vigílica.

El recuerdo completo y exacto en el mundo físico, de cuanto hizo y aprendió en el plano astral, dependerá de su habilidad para transferir sin intermisión su conciencia de uno a otro mundo.

El investigador encontrará eventualmente en el plano astral, estudiantes de ocultismo de todas las partes del mundo, pertenecientes a logias o asociaciones que nada tienen que ver con los Maestros conocidos de los teósofos, y sin embargo son muchos de ellos ardorosos y abnegados investigadores de la verdad. No obstante, dichas logias o asociaciones conocen al menos la existencia de la Gran Fraternidad Blanca y saben que de ella forman parte los mayores adeptos conocidos hoy en la tierra.

. EL ADEPTO Y SUS DISCIPULOS.- Las entidades pertenecientes a esta clase no emplean como vehículo el cuerpo astral, sino el mental constituido con materia de los cuatro subplanos inferiores del plano mental. Tiene este vehículo la ventaja de permitir el instantáneo traslado del plano mental al astral y del astral al mental, y está adecuado al uso en todo tiempo de los potentes y agudos sentidos mentales.

2ª Clase

. EL PSIQUICAMENTE DESARROLLADO QUE NO ESTA BAJO LA GUIA DE UN MAESTRO.- El individuo puede o no estar desarrollado espiritualmente, porque el desenvolvimiento psíquico no va necesariamente unido al progreso espiritual. Las facultades psíquicas con que nacen algunos individuos son el resultado de esfuerzos realizados en una encarnación anterior, que pudieron ser de carácter nobilísimo y

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sumamente inegoísta, o por el contrario, torpes y mal dirigidos y aún completamente indignos.

Por lo tanto, podrá el psíquico ser perfectamente consciente al actuar fuera del cuerpo físico, pero por falta de adiestramiento se expone a tremendos engaños respecto a lo que percibe. Será capaz de actuar en todos los subplanos del astral, aunque generalmente se ve atraído a un subplano y rara vez transpone el límite de su influencia. El recuerdo de lo que ha percibido puede variar, según el grado de desenvolvimiento, por todas las etapas comprendidas entre la perfecta exactitud hasta la completa tergiversación o el completo olvido. Siempre se manifiestan los individuos de esta clase en el cuerpo astral, puesto que no saben actuar en el cuerpo mental.

3ª Clase

Todas las personas cultas de los países civilizados del mundo terrestre tienen hoy día bastante aguzado los sentidos astrales, de suerte que si se resolvieran a examinar las realidades que les rodean durante el sueño del cuerpo físico, serían capaces de observarlas y aprender mucho de ellas. Pero en la mayoría de los casos no tienen tal determinación y emplean la mayor parte de las noches en una especie de estéril estudio, meditando profundamente sobre cualquier pensamiento predominante en su mente cuando se quedaron dormidos. Poseen facultades astrales, pero apenas las usan, es decir, que están despiertos en el plano astral y, sin embargo, no se dan cuenta de que están allí, de suerte que sólo tienen una vaga percepción de lo que les rodea.

Pero cuando un hombre así llega a ser discípulo de un Maestro de Sabiduría, despierta súbitamente de su soñolienta condición, percibe las realidades que en el mundo astral le rodean y procura aprovecharlas en estudio y en trabajo, de modo que sus horas de sueño ya no son ociosas, sino llenas de activa y útil ocupación, sin menoscabo del saludable reposo que demanda el fatigado cuerpo físico9. Estos desprendidos cuerpos astrales son casi amorfos y de indefinidos contornos en los casos de las razas salvajes y de los individuos sin cultura; pero el cuerpo astral de los individuos mental y espiritualmente desarrollados está ya definido y tiene mucha semejanza con el aspecto del cuerpo físico.

Suele preguntarse que si la mayoría de los habitantes del mundo físico son gentes incultas de escaso desenvolvimiento mental y espiritual, y si el cuerpo astral de estas gentes es de tan vagos contornos, cómo es posible reconocer en cuerpo astral al hombre groseramente vulgar. Para responder a la pregunta se ha de tener en cuenta que visto el cuerpo físico por un clarividente aparece rodeado de un aura o neblina luminosa, de configuración ovoide, que resalta del cuerpo físico en todas direcciones hasta la distancia de unos 45 centímetros. Todos los clarividentes coinciden en afirmar que esta aura es sumamente compleja y contiene materia de todos los planos correspondientes a la de los

9

. EL INDIVIDUO VULGAR.- Carece de facultades psíquicas y flota vagamente en su cuerpo astral durante el sueño del físico en más o menos inconsciente condición. Durante el sueño profundo, el Ego con el cuerpo astral se retira del físico y permanece en su contigüidad, pero si el individuo está muy poco desarrollado psíquicamente, queda tan inactivo como el cuerpo físico. Sin embargo, en algunos casos, el cuerpo astral flota como en sueños a impulso de las corrientes astrales y eventualmente reconoce a otros Egos en la misma condición, y tiene experiencias agradables o desagradables, cuyo recuerdo irremediablemente confuso y a menudo transmutado en grotesca caricatura de lo realmente ocurrido, es causa de que al despertar el individuo crea que tuvo un sueño muy extraño. Véase a este propósito la obra Protectores Invisibles.

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vehículos de que actualmente está provisto el hombre. De momento contraigámonos a considerar cómo percibe el aura un observador cuya superior facultad de visión sea la astral. Para semejante observador el aura observada contendría únicamente materia astral y le parecería de muy sencillo estudio. Sin embargo, advertiría que dicha materia astral, no sólo rodea el cuerpo físico, sino que lo interpenetra, y que en la periferia del cuerpo es la materia astral mucho más densa que en la zona áurica. Acaso provenga esta mayor densidad de la atracción de la gran cantidad de materia astral densa que forma la contraparte de las células del cuerpo físico; pero sea como sea, resulta indudable que la materia astral contigua a la superficie del cuerpo físico es mucho más densa que la de la zona áurica.

Cuando durante el sueño se retrae el cuerpo astral del físico, persiste el aura, y el clarividente percibirá dicho cuerpo astral como una forma semejante al cuerpo físico, rodeada del aura. Esta forma estará entonces constituida tan sólo por materia astral, pero aún se distinguirá claramente la diferencia de densidades a pesar de ser toda la masa de materia astral.

Ahora bien; en cuanto a la diversidad de aspecto entre el del individuo inculto y el culto, si bien en el inculto son reconocibles siempre las facciones y la configuración, aunque borrosas, el aura no es más que un indefinido festón de neblina sin regularidad ni permanencia de contornos. En el hombre culto o algún tanto evolucionado es muy notable el cambio, tanto en la forma como en el aura. La forma es en este caso una más semejante reproducción del cuerpo físico y el aura tiene definidos contornos y no la alteran las variadas corrientes que a su alrededor se arremolinan en el plano astral. Como quiera que las facultades psíquicas de la humanidad están en curso de evolución y hay individuos en todas las etapas o estadios de desenvolvimiento, esta clase se va transfiriendo poco a poco a la anterior.

4ª Clase

Entre las diferentes categorías de magos negros figuran los miembros de la secta llamada Obeah o Vudu, cuyos horribles ritos practican algunos pueblos de raza negra. También son magos negros los curanderos o hechiceros de muchas tribus salvajes. Pero los magos negros de primera categoría, por su poderoso intelecto y en consecuencia más culpables, son los dugpas del Tibet, o sea los pertenecientes a la subdivisión butanesa de la secta kargyu del budismo tibetano, según a demostrado Waddell en su obra

 

informacion cortesia de  http://upasika.com/docs/leadbeater/Leadbeater%20Charles%20-%20El%20plano%20astral.pdf

. EL MAGO NEGRO Y SUS DISCIPULOS.- Esta clase se corresponde con la primera como lo negativo se corresponde con lo positivo y las tinieblas con la luz, pues el grado de desenvolvimiento es el mismo, pero con opuesta aplicación. El adepto o mago blanco aplica sus fuerzas al bien, mientras que el mago negro las aplica al mal, esto es, que las usa egoístamente en provecho propio en vez de emplearlas en beneficio de la humanidad. : El Budismo en Tibet. Ciertamente practican los dugpas la magia tántrica; pero todavía los superan los de la secta ninmapa o del casquete rojo, y aún son más abyectos los de la secta bonpa o secuaces de la religión aborigen, que nunca han querido aceptar ninguna modalidad de budismo. La secta de los gelugpa es contumazmente maligna. Las demás no son necesariamente malas, sino más bien grises, porque hay en ellas mayor relajación en la negrura de las prácticas, aunque también más individuos egoístas que entre los rigurosos reformadores del budismo.

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